Agua pasó por aquí, cate que no la vi

 

Portada: Aguacate, una Persea americana, en Mountainavocado.com

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Por: Gonzalo Duque-Escobar*

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Introductorio

Titulo esta nota con la adivinanza del aguacate, -también llamado “oro verde”- para referirme a una problemática severa que, con los monocultivos de base química de esta Laurácea hidrófoga de la variedad Hass que con 545 mil toneladas cosechadas en 2020, así se constituya en un negocio altamente productivo que genera empleos y riqueza, y que contribuye a la economía nacional y regional, al llevar a la captación y contaminación de aguas por falta de control ambiental adecuado y al propiciar presión sobre la cultura campesina, atenta contra los derechos bioculturales de la ecorregión cafetera.

En el mundo, más de 60 países producen aguacate con propósitos comerciales, entre ellos México, Perú y Chile, e incluso Colombia cuyo porcentaje de participación en el mercado pasó del 1% en 2015 al 6% en el acumulado a octubre de 2020, año en el que el total exportado por el país, fue 77.190 toneladas de aguacates por valor de US$146,4 millones de dólares (FOB), donde Antioquia, Quindío, Risaralda y Caldas fueron los departamentos más exportadores.

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La problemática socioambiental

Imagen 1- Se requiere un marco normativo técnico y jurídico para el aguacate Der.  Aguacatera con rondas hídricas preservadas (Redagricola.com).  Izq. Expansión de cultivos con afectación a montañas y corrientes hídricas. (El Tiempo.com)

Sabiendo que el óptimo para el aguacate varía en altitudes entre 800 y 2500 msnm, y las precipitaciones por encima de 1200 mm anuales, en la ecorregión cafetera, las críticas al aguacate, no solo pasan por la extensión de las tierra, la extranjerización de la propiedad, y los monocultivos de base química, sino también por su enorme impacto sobre la biodiversidad y en particular por el desmantelamiento de la cultura cafetera, e incluso por la deforestación y afectación con vías sobre los ecosistemas en cuencas altas y áreas protegidas por la ley 2 de 1959, máxime ahora cuando se cumplen 10 años de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero como patrimonio de la humanidad, donde el área primordial ubicada entre los 1200 y 1800 msnm se soporta en atributos como la agricultura autárquica tradicional, la seguridad alimentaria, la biodiversidad, el sombrío, el bahareque y la cultura campesina, en un modelo de producción de base artesanal que es absolutamente diferente a la actual agroindustria cafetera.

Aunque existen zonas con exceso hídrico donde llueve más de 2.700 mm al año, en la zona cafetera con precipitaciones anuales de 1.200 mm que serían óptimas para cítricos, la falta de tecnificación para su potencial desarrollo, facilita ahora el cultivo del aguacate, complementado con riego tecnificado solo en áreas de riesgo de estrés hídrico por alta probabilidad de sequías que pueden ocurrir en el verano durante las fases secas del ENSO. Como referente, en el primer semestre 2019 según el DANE, la producción colombiana en cítricos, frutas que requieren la cuarta parte del agua que demanda el aguacate, alcanzó a 1,600,000 toneladas en un área mayor a las 110 mil hectáreas cultivadas.

Ahora, a pesar de que esta Persea originaria de centro América consume agua, con la amenaza del calentamiento global generando mayores precipitaciones en la Ecorregión Cafetera de Colombia, tal cual lo ha estimado el IDEAN en 2015 al calcular incrementos graduales que en esta región llegarán al 30% de la precipitación y a 1 o 1,5 °C adicionales en la temperatura para el resto del siglo, además de migración de las zonas de vida en 170 m de altitud por cada grado Celsius de variación climática y de enfermedades fitosanitarias relacionadas con la mayor humedad relativa, lo que conllevará a afectación importante no sólo para los cultivos del café en tierras bajas, sino también para las aguacateras ocasionado disminución del rendimiento por caídas de flores y frutos, e incremento de la incidencia y severidad de enfermedades causadas por hongos y proliferación de focos de infección, causando lesiones por pudriciones radiculares asociada a la sobresaturación del suelo.

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El aguacate en Colombia

Imagen 2- Aguacate Hass 2019 en Colombia. https://www.minagricultura.gov.co

En 2020, el país exportó aguacate vía marítima a 24 destinos, 74% más que en similar periodo del 2019, siendo los principales receptores de este producto que genera 55 mil empleos directos e indirectos en toda su cadena, los Países Bajos (57%), seguidos de España (13%), Reino Unido (12%) y Estados Unidos (4%). En Colombia, así el sólo cultivo del café represente el 0,8% del PIB nacional, y su producción en 853 mil hectáreas, que suma 840 mil toneladas anuales, participa con el 22% del PIB agrícola y el 12% del PIB agropecuario, donde también, flores, plátano, café, azúcar, arroz y papa, son los seis productos que históricamente han sumado cerca del 70% de la producción agrícola del país (Agronet, 2018); igualmente, en él tenemos buenas condiciones naturales para cultivar aguacate, ya que, a diferencia de Perú y Chile, la mayoría de las zonas donde se cosecha cuentan con agua durante casi todo el año.

En el mundo donde existen más de 20 variedades de aguacates, divididas dentro de 3 razas, Colombia ha venido adelantando cultivos de Hass, Lorena y Criollo pensando que éstas son las variedades que más se adaptan a las exigencias topográficas y climáticas del país. Aunque el árbol del aguacate, no tiene raíces muy profundas, su producción en la región Andina de Colombia tiene lugar prácticamente todo el año, con una cosecha principal en la temporada de octubre a marzo y otra secundaria de mayo a septiembre.

Aunque judíos, españoles, ingleses, sudafricanos y chilenos se pelean el negocio del aguacate en el país, ya que el rendimiento supera el promedio mundial de 12 toneladas por hectárea año, el grupo colombiano Cartama continúa liderando tanto la producción nacional como la exportación: actualmente las principales exportadoras de aguacate Hass de Colombia, son: en primer lugar, la empresa Avofruit SAS del Grupo Cartama con 14,263 toneladas de fruta exportadas, seguida de la compañía Westfalia Fruit Colombia, vinculada al Grupo Westfalia de Sudáfrica y AGRICOM de Chile, con envíos de 8,862 toneladas.

Esta ventaja de Colombia sobre Perú, que permite garantizar la exportación de aguacate durante todo el año a los mercados del mundo, se relaciona con nuestro clima bimodal. Y en cuanto a la transformación, aunque en Sonsón existe una moderna planta que permite separar los productos óptimos de los defectuoso, empresas como Camposol lo harán en una segunda fase, cuando se consolide la producción en la fase primaria, donde el esfuerzo debe contemplar el pago de la tierra, y el mejoramiento de las vías secundarias y terciarias para la salida de grandes cosechas a exportar. Como referente, el valor de la hectárea de tierra apta para aguacate que inicialmente era de US$3.000 a US$4.000 a pasado a US$8.000 e incluso US$12.000/ha

Y en cuanto a la transformación del aguacate, gracias a una excelente demanda a nivel global, no sólo como fruta fresca sino también en trozos preservados, se deberán implementar estrategias para desarrollar una cultura propia del país en la producción limpia y procesamiento del aguacate, y desarrollar una normatividad ambiental que consulte la sustentabilidad ambiental y responsabilidad social del subsector. Para lo anterior se deberán culturizar las prácticas amigables de siembra en el agro para prevenir la contaminación de aguas y suelos.

Cuando se consolide la producción de esta fruta gracias a la rentabilidad asociada a sus elevados niveles de productividad alcanzando hasta las 30 toneladas por hectárea al año, habrá que contemplar una planta no solo para la selección y clasificación del producto por calidad y tamaño, sino también para el congelamiento de la fruta haciendo viable su comercialización como fruta preservada.

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¿Y el Eje Cafetero qué?

Imagen 3: Figura 3- Aguacate en el Eje Cafetero. El Tiempo y Revista Semana.

En el Eje Cafetero, desde 2010 los productores de Caldas con el soporte del Instituto Colombiano Agropecuario ICA, le apuestan a la exportación de aguacate Hass y cítricos, alcanzando para el segundo semestre de 2020 una producción de 10 mil toneladas de aguacate Hass con 2.570 hectáreas en producción, y 7 mil toneladas en cítricos, con 885 hectáreas sembradas en naranja, 401 hectáreas en limón y 201 hectáreas en mandarina, mientras en Risaralda con 1.050 hectáreas en producción y 4.600 sembradas son 27 mil toneladas, y en Quindío con 8.000 hectáreas cultivadas y 3000 en producción se registraron 18.548 toneladas exportadas en 2020.

Igualmente, en el caso de Quindío, donde se tuvo la presencia de por lo menos cuatro empresas extranjeras: la peruana Camposol, y las chilenas Green SuperFood, Naf Colombia y Agrícola Altos del Valle, dos más estaban en proceso de ingresar. Estas empresas al igual que el emporio israelí Managro que hace un año compró Pacific Fruits, subrayan la acumulación de tierras en manos extranjeras tras el ‘oro verde’, proceso que, al estar desplazando al café, se convierte en el punto de partida de las pugnas en Quindío, Caldas y Risaralda, por la amenaza al PCCC.

Pero si bien, el volumen de agua para las aguacateras no es el asunto crítico en la Ecorregión Cafetera, si lo es la contaminación hídrica por el uso de agroquímicos como fertilizantes, herbicidas, insecticidas, fungicidas y acaricidas, que explican la presencia de fosfatos, nitratos y potasio, entre otras sustancias.

En los análisis efectuados por ANASCOL S.A.S. en fuente hídricas del Quindío, y reportados a la Secretaría de Salud departamental, se ha establecido que, el agua que llega hasta el acueducto para su posterior potabilización, contiene Aldrin, Phorate, Mevinfos, Metil-paration, Merphos, Fensulfothion, Fencholorfos, Ethoprofos, Disulfoton, Diclorvos, Dementon O, Coumafos, Clorpirifos, Azinfos Metil, Transclordano, Heptacloro epóxido, Heptacloro, Endrin, Endosulfan Sulfato, Dieldrin, Cis-clordano, Endosulfan I y II, d_BHC, Alpha BHC, 4,4 DDT Y 4.4 DDE, sustancias potencialmente nocivas y en su mayoría cancerígenas. De ahí la necesidad, más que la importancia, de fijar normas ambientales estrictas, y de evaluar los niveles y tipo de contaminantes.

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Epílogo

Imagen 4- Temas del agro en Colombia- inversión extranjera y conflictos

Colombia que debe promover la inversión extranjera en el sector agropecuario, mediante instrumentos como incentivos tributarios, una adecuación del marco regulatorio en el caso de la industria de bioinsumos, y estrategias orientadas al establecimiento de parques agroindustriales para procesar productos como el plátano y la yuca produciendo snacks saludables, también puede atraer empresas productoras de cítricos, piña, cacao y cannabis medicinal, e incluso de cafés especiales en zonas de la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero como áreas prioritarias.

Además de propiciar la siembra del aguacate, sobre todo en tierras tradicionalmente ganaderas de Colombia ubicadas en zonas de alta pendiente, y de reconocer que con el aguacate, se han creado decenas de miles de empleos permanentes, formales y de calidad, y un número indeterminado de puestos de trabajo transitorios en épocas de cosecha, también Colombia debe prohibir el desmantelamiento de las unidades rurales de la zona cafetera que hacen parte dela declaratoria de la Unesco, y la siembra en predios con precipitaciones por debajo de los 1200 mm anuales que deberían estar sembradas con cítricos, aunque requieren soporte del Estado para su tecnificación. 

En suma: urge enfrentar la amenaza del aguacate hass en la Ecorregión Cafetera, afectando con extensos monocultivos de base química el territorio y como tal los ecosistemas y la cultura, para lo cual se deben expedir normas que, permitan mitigar el daño ocasionado a los derechos bioculturales del PCCC, al igual que sobre los bosques de niebla y las cuencas relacionadas con fuentes abastecedoras, y que garanticen el no uso de agroquímicos en niveles y con productos que afecten la salud humana, además de exigir la preservación de las rondas hídricas para soportar la conectividad biológica, y para la defensa de los cauces a la amenaza del descontrol hídrico y pluviométrico.

Igualmente, se requiere de un ordenamiento territorial que por ley le ponga límites a la expansión de los cultivos en áreas de interés ambiental o cultural, y de incentivos para la implementación de sistemas agroforestales en lugar de monocultivos, como estrategia de adaptación al cambio climático que puedan favorecer la seguridad alimentaria y el empleo rural, contribuir a resolver la fragmentación del territorio y mitiga el impacto del calentamiento global.

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Gonzalo Duque-Escobar, Profesor de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. http://godues.webs.com Documento del Museo Interactivo Samoga para Quehacer Cultural; Manizales, Julio 17 de 2021.

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Fuentes bibliográficas.

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